jueves, 15 de octubre de 2009

LA POLÍTICA DE ALIANZAS DEL PCE : HACIA UNA REFUNDACIÓN DEL ESPACIO COMUNISTA

A continuación reproducimos una enmienda aprobada en varias agrupaciones del PSUC-viu de Terrassa:


Enmienda de modificación del Título del Apartado 9 (pàgina 52), nuevo título :

9. LA POLÍTICA DE ALIANZAS DEL PCE : HACIA UNA REFUNDACIÓN DEL ESPACIO COMUNISTA :

Enmienda de añadido de una Tesis completa : Tesis 159-0 (Introdutoria al apartado 9)

Una nueva estrategia de refundación (página 52) :

Los conflictos de IU han sido también del PCE. La inmensa mayoría de estas crisis han sido dirigidas por conocidos militantes del partido. La política de destrucción desde el interior de IU, es bien sabido, hunde sus raíces en la necesidad de condicionar o anular las opciones políticas de las fuerzas alternativas. Ambas organizaciones IU y el PCE, están imbricadas y lo que ocurre en una, afecta a la otra. Hay en la “izquierda política y sindical” demasiados líderes atrapados en una parálisis defensiva e inútil. IU es hoy el problema y no la solución que lo fue antaño. Es precisa una nueva alternativa formulada, no desde la nostalgia de los tiempos del "Estado del Bienestar". Sino desde lo inmediato y cotidiano. Se hace pues necesaria la construcción/reconstrucción de nuevas identidades colectivas propias y para los grupos con los que interactuamos, se hace imprescindible definir en el partido una línea clara, un perfil diferenciable con relación a la uniformidad de los demás. Un renacido PCE como síntesis de nueva acción y organización.

La derrota ideológica infringida por el capitalismo, en especial a los grupos dirigentes de los partidos comunista, ha permitido imponer sus propuestas ideológicas; su concepción de final de la historia. Ha convencido a todos, gentes nacidas en la tradición de la lucha, personas que no han transitado por esa experiencia vital, jóvenes, mujeres y mayores que no hay otra forma de organizar las cosas; “el capitalismo es y responde a la naturaleza misma de los seres humanos”; se ha instalado entre nosotros la concepción de la resignación, la aceptación de lo real como lo racional, lo existente como lo único posible. La crisis capitalista actual introduce variables nuevas en esta ecuación social, la percepción de una fractura de época nos aboca a definir marcos de intervención y formas organizativas nuevas o a desaparecer como colectivo. La modernidad no ha venido a cambiar las estructuras sociales sino a hacerlas más líquidas, a segmentar, individualizar y destruir las fuentes del reconocimiento colectivo.

La realidad de IU es poliédrica; la acción política en unos lugares u otros, es múltiple, no única. Las diferentes realidades nacionales definen marcos de intervención múltiples. La inclusión de estas sensibilidades es una de las tareas centrales de la organización. Por ello es difícil definir las mismas formas organizativas y políticas para realidades diversas.

Nos movemos pues, prisioneros de nuestras propias contradicciones, sometidos en ocasiones a unos marcos de intervención (IU, EUiA) que no definimos, pero de los que nos sentimos (algunos más que otros) copartícipes. Las dificultades padecidas en los últimos años revelan la existencia de posiciones encontradas y cada vez más esclerotizadas entre nosotros.

Partimos pues de una doble dualidad; somos necesarios porque somos reales, porque a pesar de todo seguimos existiendo; aunque la sola existencia no nos legitima. Podemos ser necesarios sólo si podemos o sabemos crear formas culturales capaces de contraponerse a lo existente. Nuestra visualización viene condicionada por la capacidad de construir acción antagónica y propuesta alternativa. La defensa de una identidad propia se hace indeclinable, esa búsqueda no ha de estar basada en el aislamiento ni el dogmatismo, bien al contrario, su función es la preservar el elemento común, la amalgama de la reconstrucción de otra realidad apoyándose para ello en los nuevos/viejos sujetos históricos. Las bases ideológicas nucleadas en torno a las aportaciones del Marxismo y las sucesivas aportaciones de los pensadores progresistas es la amalgama común. Nuestra propuesta identitaria definida también como ética y humanismo marxista, lo es no como opción filosófica sumida en la abstracción, sino como práctica y acción política desde lo cotidiano a lo subjetivo; al servicio de las necesidades colectivas; no puede ser un mero ejercicio académico o un lugar de identificación simbólica. La organización ha de tener voz propia y diferenciada como colectivo; dos han de ser los elementos centrales de este reconocimiento: El primero es el concepto de identidad entendida como visualización constante de los orígenes, los fermentos de nuestra matriz cultural. La segunda es la capacidad, a partir de este bagaje colectivo, de analizar las nuevas formas de exclusión. El enemigo de clase se preocupará de nosotros cuando seamos capaces de recuperar nuestra propia identidad, capaz de restaurarse en una nueva actualidad. Recalificar y redefinir desde esos parámetros los conceptos básicos de nuestra tradición han de ser uno de nuestros objetivos. No hay nada más eficaz que una idea que encuentra su época.


Una de nuestras funciones es pues la de encontrar en las experiencias fragmentadas de explotación nexos de reconocimiento colectivo, la generación de nuevas alianzas políticas para ir construyendo con ellas un saber y una acción común. Entender que IU es un fin en sí misma, es un grave error teórico y táctico, IU ha de ser una herramienta de intervención, capaz de nuclear fuerzas antagónicas y reelaborar un nuevo proyecto emanciapatorio más allá de sí misma. Los instrumentos son útiles en cuanto sirven para actuar. Se hace pues del todo punto imprescindindible un proceso de refundación que abarque todos los aspectos de la propia organización desde los propositivos, hasta los organizativos y los imprescindibles cambios en las personas.


Vivimos una era de expectativas encogidas, de aspiraciones disminuidas, la izquierda existente ha reducido las exigencias colectivas; una sección (PSOE) porque no sabe cómo gestionar la realidad, IU con défecits estructurales para hacer de su dicurso, que aunque correcto, una alternativa creible. La “ecosocialista” ,entendida como lo hace IC-V y EUiA (referente de IU en Catalunya) porque está mediatizada por el uso del poder. Su mutuación les ha llevado a trasnformarse de instrumento en un fin en si mismo. La supeditación al gobierno socioliberal en Catalunya define su propia estrategia. Justo en este momento, surge en el imaginario colectivo la conciencia pública de la insostenibilidad del propio sistema. La crisis social recrea nuevas "estructuras de oportunidad" para la acción colectiva y la reconstrucción de nuevas ideas-fuerza.


El problema de las alianzas es una cuestión no resuelta. La concepción errónea de la alianza “natural” de izquierdas con el PSOE y el interés de éste por absorber los votos que representa IU a nivel estatal, ha sido el caballo troyano de los grandes desgarros internos tanto de IU como del PCE e incluso del PSUC-viu. Se produce una perversión intencionada en el lenguaje. La trascripción mecánica del concepto de política de alianzas versus política electoral se ha demostrado una falacia al no hacerse, en algunos casos, desde el necesario reconocimiento mutuo, ni desde la legitimidad individual.


Queda definida una de las tareas centrales en el momento actual; la inscrita en el ámbito de la necesaria acumulación de fuerzas y en la responsabilidad de reconstruir un nuevo movimiento unitario. El alejamiento del espacio de la representatividad social que padecemos es uno de los elementos más disfuncionales en IU, la necesidad de apostar nuevamente por la imbricación social es una necesidad ineludible. El lugar de encuentro de la izquierda ha de ir más allá de la propuesta electoral o el acuerdo cupular.


Para reencontrarnos y reencontrarse es precisa la recuperación de la credibilidad. Debemos difuminar la distancia entre lo prometido y lo realizado, entre lo que se hace y el cómo se hace, entre forma y fondo, entre fines y métodos. Las palabras en definitiva han de responder a los hechos. La concepción trasformadora ha de aparecer no sólo como algo deseable sino como algo verificable, concreto y posible. Estas han sido virtudes perdidas social y políticamente en estos años. Todas las tareas deberían resumirse en su restauración, en hacer que el socialismo y la vida política interna sea el reino de lo necesario y por tanto de lo posible. Con mucho acierto Eduardo Galeano nos dice que: "No somos lo que somos sino lo que hacemos para cambiar lo que somos”.


Por todo ello, el PCE iniciará un proceso abierto, amplio y ambicioso, con el objetivo ineludible de recuperar a medio plazo su soberanía social, política y electoral, creando una amplia red de alianzas y complicidades. En este camino, como elemento táctico, es necesario para ganar credibilidad, la refundación de IU, en este empeño debe dedicar el PCE los esfuerzos necesarios.

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