lunes, 19 de octubre de 2009

Por la recuperación del centralismo democrático en el PCE

Javier Parra

Muchos camaradas, dirigentes y militantes de base, han manifestado en articulos, foros, reuniones y tribunas, la importancia que para los y las comunistas de nuestro país tendrá el XVIII Congreso del Partido Comunista de España. Hace no mucho leí con atención un debate suscitado entorno a la cuestión de si los comunistas deben tener una posición común en los frentes de masas en los que estén presentes, y si es necesario abandonar allí la política de “un militante, un voto” y recuperar la disciplina de voto.

En mi opinión, el abandono del centralismo democrático, así como la flojera de piernas a la hora de exigir disciplina de voto en los frentes de masas ha sido uno de las causas que han venido minando la fuerza del PCE durante los últimos años, llegando hasta la actual situación, que si bien en algunos territorios es mejor que hace cuatro años, corre el riesgo de empeorar si se yerra el camino en el próximo Congreso.

Y ese camino, que si no es el de la reconstrucción será el del abismo, debe pasar, en mi opinión, por recuperar el centralismo democrático, si es que el Partido Comunista de España quiere empezar volver a ser el Partido con mayúsculas, marxista-leninista, o quiere continuar su proceso de autodestrucción iniciado hace ya unos años.

Y adoptar de nuevo el centralismo democrático no significa que los comunistas no puedan trabajar con otros compañeros de viaje en la lucha contra el capitalismo. Hay quienes alegan, desde fuera del PCE, que para permitir la convivencia con otros, las líneas marcadas por el Partido deberían ser lo suficientemente abiertas, flexibles y abstractas, y que los militantes del partido vayan a ese frente de masas con capacidad de moverse, acordar, etc. No estoy de acuerdo. En los frentes de masas dos militantes del PCE no pueden votar posiciones distintas, y mucho menos ningún militante comunista debe enfrentarse en ningún frente de masas a la posición fijada por su Partido. Quien así lo haga, debería quedar automáticamente fuera del Partido. Muchos males nos habríamos ahorrado de haber exigido y aplicado la disciplina durante los últimos años a muchos dirigentes del PCE que luego lo fueron de IU, y lideraron o participaron en estrategias de destrucción del Partido Comunista de España, utilizando las propias estructuras de la organización para dinamitarlo.

Y no hacerlo ha supuesto dejar por el camino a cientos, si no a miles, de militantes del PCE, a innumerables cuadros, que terminaron por tirar la toalla al ver que su Partido estaba siendo sometido por una banda de anticomunistas con carné comunista. Y es que más vale cuatro expulsados a tiempo que centenares de cuadros y miles de camaradas derrotados y en su casa. Y esos cuadros y todos esos militantes siguen ahí, esperando a que su Partido vuelva a creer en sí mismo y dé un paso adelante, pero que también crea en ellos, y que salga a recuperarlos, a ellos y a todos los comunistas sin Partido, que no dudarán en reforzar las filas del Partido Comunista de España cuando éste de el paso al frente que la mayoría de los comunistas esperamos. El XVIII Congreso tiene la palabra: la reconstrucción o el abismo.

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